23 de octubre de 2011

El Murcia pega un estirón (3-1)

La victoria ante el filial del Villarreal B lo coloca undécimo en la tabla, a tres puntos de la promoción

El Real Murcia ha crecido. Es más grande en la tabla, mejor en los resultados. Lleva seis jornadas sin perder. Tres victorias. Tres empates. Ha cogido impulso y ha pegado un estirón en la clasificación. La victoria contra el Villarreal B es importante por los puntos y por la plena incorporación de jugadores que estaban lesionados.
Pero lo es aún más porque el equipo necesitaba encontrar una identidad que a estas alturas de la competición aún no tenía. Saber quién es y a qué juega esta temporada. Ayer presentó sus primeras credenciales y demostró que sus aspiraciones pueden ser ilimitadas. Gana en resultados, aplica la máxima efectividad en sus llegadas a puerta, pero sigue gris en el juego y casi siempre termina titubeando en manos del rival. El Real Murcia sacó un gran catálogo de oficio y experiencia. El Villarreal B fue fiel a su estilo de principio a fin, dominó y fue el dueño de la pelota, pero se marchó de vacío. Así de extraño es el fútbol y así de ingrato es el juego.
Porque no hay nada como los buenos resultados para coger moral, crecerse y tener fe en uno mismo. Hasta ahora el Real Murcia jugaba en tierra de nadie. Ni arriba, ni abajo. Ni un juego superior, ni una plantilla mediocre.
El equipo grana estaba por hacer y no era nada porque había llegado tarde al inicio de la competición, con un número de jugadores fuera de combate excesivo para conformar un equipo y un sistema claro y definido desde el minuto uno.
Con Emilio, Chando y Sutil incorporados, el Real Murcia ya sabe quién es de mitad de campo hacia adelante. Toque, calidad y gol en una categoría llena de medianías en la que el talento brilla por su ausencia. Ellos lo tienen y ayer lo aportaron en los primeros minutos, cuando el balón no había hecho más que arrancar. Entre Sutil, Emilio, Richi y Cerrajería movieron la pelota al primer toque hasta la portería de Mariño. Emilio remató de cabeza, el árbitro señaló una falta y el primer gol empezó a cocinarse.
Emilio, otra vez este jugador de talento, sacó la falta y Óscar Sánchez remató de cabeza dentro de la red. Era el minuto dos y el partido ya estaba donde el Murcia quería. Fue un arranque fulminante que dio sus frutos, pero que poco a poco fue perdiendo fuerza.
El Murcia presionó arriba las salidas del Villarreal B, pero ya no encontró esa facilidad de toque para recorrer metros y plantarse en el área rival. No volvió a tirar a puerta hasta que, a tres minutos del final de la primera parte, Iturra robó el balón y disparó sin éxito.
Pero antes de que el equipo grana volviera a despertar y lograra el segundo tanto, se repitió lo de todos los partidos. Falló la defensa, mal en el despeje, y el Villarreal B aprovechó la ocasión para empatar el partido con un gol de Airam.
Ni diez minutos le duró la alegría, porque volvió a aparecer Óscar Sánchez. Resulta que a estas alturas de competición es el segundo goleador del equipo grana tras Emilio, y ya suma tres dianas.
La jugada la hizo más fácil Sutil con un pase a Chando que lo dejó colocado para disparar. El balón salió repelido por el larguero y Óscar Sánchez, que llegaba desde atrás y en carrera, solo tuvo que empujarlo.
Otra vez por delante y otra vez en un situación más que ventajosa. Y así pasaron los minutos. Pero a falta de veinte para el final la situación se complicó. Iturra vio la segunda amarilla y el Real Murcia, que por ese minuto ya era más defensa que ataque, se preparó para el sufrimiento de mantener una ventaja mínima con un futbolista menos.
Ya nadie atacaba, el partido comenzaba a atascarse y los jugadores del filial llegaron con más alegría. Generaban peligro pero todo quedaba en nada porque delante el equipo grana había sacado todo un catálogo de veteranía y oficio para conservar lo que hasta ese momento había conseguido con mucho esfuerzo. Y para sumar sufrimiento, nadie en defensa daba seguridad y por momentos el marcador parecía que comenzaba a deshacerse.
Pero a falta de cinco minutos para el final volvió a aparecer Emilio. Sus intervenciones son decisivas cada vez que toca el balón y en el tercer gol no necesitó la ayuda de nadie. Un disparo excelso y un lanzamiento de falta letal que se fue justo donde ningún portero puede alcanzar.
Una llegada en la segunda parte y el tercer gol. El equipo es máxima pegada y una total eficacia. Con una ventaja de dos goles el destino del partido estaba decidido. Otra victoria en la tabla y un triunfo en busca de una identidad ganadora que cada día comienza a estar más definida.

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