19 de julio de 2009

Contador se exhibe y se viste de líder

El ciclista español rompe el Tour en la primera jornada alpina y Armstrong pierde 1'35"
Alberto Contador dio un golpe de autoridad en el Tour de Francia con una espectacular exhibición en la ascensión al puerto de Verbier, donde finalizaba la primera jornada alpina, que le permitió apuntarse la etapa y convertirse en el nuevo líder de la carrera. El madrileño superó a todos sus rivales con un ataque demoledor que nadie pudo secundar. Lance Armstrong perdió 1'35" y se complica enormemente sus aspiraciones, mientras que Andy Schleck, segundo en la meta, cedió 43".La lucha entre los favoritos se había hecho esperar más de dos semanas, y el Tour arrastraba demasiados interrogantes, pero la esperada primera jornada en los Alpes no decepcionó. Y fue, sobre todo, gracias a Alberto Contador. El madrileño no quiso dejarlo para otro día. Tenía que dar rienda suelta a la rabia que acumulaba por los silencios y las ambigüedades del Astana, incapaz de reconocer públicamente su liderato natural dentro del equipo.Un ataque de Frank Schleck en las primeras estribaciones del puerto le bastó como excusa. "Tengo muy buenas piernas", había asegurado este sábado. Y no mentía. El madrileño demarró con una fuerza salvaje y se marchó imparable hasta la meta, abriendo un hueco significativo. No sólo perdió tiempo Armstrong. Cadel Evans se dejó más de un minuto, lo mismo que Frank Schleck, Vicenzo Nibali, Carlos Sastre o Bradley Wiggins. La decimoquinta etapa, de 207 kilómetros, que se disputaba entre Pontarlier y el puerto de Verbier, la única llegada en alto al paso del Tour por los Alpes, transcurrió sin historia hasta el arranque de la ascensión final. Poco aportaron a la auténtica lucha por el Tour los cinco primeros puertos de la jornada, cuatro de ellos de tercera categoría, ya que el último de ellos, el único de segunda, se coronaba a más de 70 kilómetros de la meta. El pelotón permitió la anestesiante escapada del día. Mikel Astarloza, Iván Gutierrez y Juan Antonio Flecha consiguieron colarse en ella, junto a Jurgen Van den Broeck, Fabian Cancellara, Ryder, Hesjedal, David Moncoutie, Amal Moinard, Simon Spilak y Pierrick Fedrigo. La fuga nunca contó con una ventaja que permitiese a sus integrantes pensar en la disputa de la etapa. Por detrás, además, el Astana controlaba la renta y, posteriormente, el Liquigas hacia el trabajo sucio para reducir la ventaja. Al pie del puerto los escapados llegaron con una ventaja de menos de dos minutos, mientras que los favoritos lo hacían con las fuerzas no tan intactas por el trabajo del equipo italiano. Las primeras rampas sacudieron al pelotón en un auténtico toque de corneta. El Saxo Bank impuso un ritmo muy fuerte que rompió la carrera. Denis Menchov y Carlos Sastre mostraban síntomas de debilidad, aunque en el caso del abulense significase sencillamente que tiene muy claro cuál es su forma de correr, y que a ésta no le van los cambios de ritmo.No hubo tregua de ningún tipo. Inmediatamente, Frank Schleck probó a los favoritos. Ese fue el momento que escogió Contador para un ataque incontestable, definitivo. Andy Schleck trató de seguirle. Armstrong pareció amagar, pero no se movió. ¿Táctica de equipo? Sencillamente, el heptacampeón del Tour no iba a poder seguir su ritmo. El luxemburgués, por su parte, supo enseguida que tampoco lo conseguiría.Evans y WigginsCon Denis Menchov descartado, Cadel Evans fue la gran decepción del día. El australiano no estuvo a nivel que se esperaba de él. En el otro lado, Bradley Wiggins protagonizaba la sorpresa positiva. El ciclista británico demostró que, cuesta arriba, también puede estar con los mejores, una noticia a tener muy en cuenta.Mientras Contador abría hueco a un ritmo endiablado y Vicenzo Nibali se mostraba como otro de los hombres más fuertes de la carrera, erigiéndose en una apuesta más fiable que la de Franco Pellizotti y Roman Kreuziger para el Liquigas, Carlos Sastre impartía su particular lección, remontando posiciones hasta darse el gustazo de alcanzar y dejar atrás a Lance Armstrong. El estadounidense, cuyo rendimiento, tres años después de abandonar el ciclismo, no deja de ser asombroso, deberá ahora repasar junto a la dirección del Astana si su ambigua actitud ha sido la mejor para su propio equipo. Superado sin piedad por Contador, y a falta de grandes jornadas, Armstrong se enfrenta a la dura papeleta de asumir, definitivamente, que él no es el líder del equipo.

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