26 de mayo de 2008

La canción del Chiqui Chiqui reflejó una sociedad con una progresiva pérdida de valores sociales


Domingo Delgado.

Acabamos de asistir a una nueva edición del vetusto festival de Eurovisión, que otrora tuvo momentos de gloria, de los que participó nuestro país; pero que progresivamente va mostrando el deterioro del correr del tiempo, no se si por la edad, o por el mismo reflejo de la decadencia social de Europa.

En la presente ocasión Iberia ha exportado un producto friki, bastante inapropiado con el sentido del festival, de lo que es la música que hizo fortuna en este evento europeo, en que triunfaron canciones que además de pegadizas, tenían su valor musical, en cuanto a letra, y sintonía de las mismas. Pero sin embargo, el invento de chiquilicuatre que resulta más propio de un acto de comicidad, que musical, ha sido elevado a categoría de canción, y como tal, llevado como ejemplo de la producción musical española a uno de los grandes eventos de la canción, en un claro error de cálculo, o más bien, en una mala broma con “carga de profundidad” contra el festival de Eurovisión, pues si el nivel del producto que llega al mismo es de tan mala calidad, los días de dicho festival estarán contados.

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