Hay que ser un 'grande' para que todo un templo como la Ópera Metropolitana o 'Metropolitan Opera' de Nueva York, fundada en el siglo XIX, te haga un homenaje. Y más si vienes de fuera. Pues ese honor acaba de vivir el tenor español Plácido Domingo, a quien la institución musical neoyorquina le ha obsequiado con una gala para celebrar el 40 aniversario de su debut en este escenario mítico, con el que Domingo mantiene un idilio continuo.
Rodeado de amigos como su compatriota José Carreras y de amantes de la ópera tan conocidos como el cineasta Woody Allen, Domingo -que no ha podido reprimir las lágrimas en su discurso de agradecimiento- ha declarado que el acto ha sido para él “una gran emoción. No he parado de llorar desde que entré, porque en este teatro tan maravilloso he pasado toda una vida", desde que el 28 de septiembre de 1968 interpretase el papel de Maurizio de Adriana Lecouvreur, obra compuesta por el italiano Francesco Cilea.
Para Domingo, el idilio que vive con el público de la Gran Manzana desde hace cuatro décadas sigue en vigor y, pese que se reconoce "muy ocupado" como director de la Ópera de Los Ángeles y de Washington, pretende seguir actuando en Nueva York "hasta que Dios diga".
Su imagen ha inundado todo, con el Metropolitan adornado por gigantescos carteles que rememoraban sus mejores actuaciones. El homenaje se ha celebrado con una cena sobre el mismo escenario al que Domingo se ha subido en tantas ocasiones para interpretar a su loado Otello, al Alfredo de La Traviata, al Rodolfo de La Bohème y tantos otros papeles de un total de 45, una cifra histórica para la Metropolitan.
Durante la celebración, la casa de la ópera neoyorquina descubrió un retrato de Plácido Domingo que colgará en sus paredes desde ahora y que es obra del polifacético cineasta Julian Schnabel, quien pintó al tenor español en su estudio de Nueva York a principios de septiembre y en tan sólo tres horas.
Vuelta al pasado
"Lo mejor es levantarse mañana y ver que puedes seguir cantando. Lo voy a seguir haciendo mientras pueda en Nueva York , donde me siento como en casa y donde no he faltado ni un solo año", ha garantizado el tenor español, quien añade que por el momento no se le pasa por la cabeza bajarse del escenario por más homenajes que reciba. Aún así, ha vuelto a asegurar que ya ha hecho "todo lo que tenía que hacer" y que todo lo que venga a partir de ahora es ya "un extra".
Entre los proyectos que prepara para el futuro destaca el de retomar de nuevo en la Ópera Metropolitana el papel de Maurizio con el que debutó, algo que ocurrirá el próximo febrero y, según explicó, el de volver a colaborar con José Carreras, quien ha cantado durante unos minutos en honor a su compañero de 'Los tres tenores'.
"Seguramente que haremos algo. Ha pasado mucho tiempo y creo que es un buen momento para realizar algo juntos", ha expresado Domingo quien, como buena parte de los asistentes al evento, se ha acordado del 'tercer tenor', el ya fallecido Luciano Pavarotti. "Es una lástima que por poco tiempo no esté aquí. Él y yo debutamos en esta misma casa con pocos días de diferencia, como Jaime Aragall. Una pena que no estemos aquí todos".
Flores del amigo Carreras
Carreras ha señalado por su parte que siempre está "abierto a algún tipo de colaboración conjunta con Plácido en muchas aspectos" y recordó que el tenor madrileño colabora habitualmente en la fundación que el barcelonés tiene contra la leucemia.
"Su talento, determinación, el amor y la pasión por el trabajo, su versatilidad, presencia escénica y su voz, todo eso hacen de él un cantante único en la historia de la ópera", ha alabado Carreras, quien ha definido a Domingo también como "un amigo excepcional".
Para Carreras, lo más extraordinario de Plácido Domingo es "su dedicación y vocación, su vitalidad y las ganas continuas de innovar, algo de agradecer en un cantante de su edad y con tantos y tantos años de éxitos".
Rodeado de amigos como su compatriota José Carreras y de amantes de la ópera tan conocidos como el cineasta Woody Allen, Domingo -que no ha podido reprimir las lágrimas en su discurso de agradecimiento- ha declarado que el acto ha sido para él “una gran emoción. No he parado de llorar desde que entré, porque en este teatro tan maravilloso he pasado toda una vida", desde que el 28 de septiembre de 1968 interpretase el papel de Maurizio de Adriana Lecouvreur, obra compuesta por el italiano Francesco Cilea.
Para Domingo, el idilio que vive con el público de la Gran Manzana desde hace cuatro décadas sigue en vigor y, pese que se reconoce "muy ocupado" como director de la Ópera de Los Ángeles y de Washington, pretende seguir actuando en Nueva York "hasta que Dios diga".
Su imagen ha inundado todo, con el Metropolitan adornado por gigantescos carteles que rememoraban sus mejores actuaciones. El homenaje se ha celebrado con una cena sobre el mismo escenario al que Domingo se ha subido en tantas ocasiones para interpretar a su loado Otello, al Alfredo de La Traviata, al Rodolfo de La Bohème y tantos otros papeles de un total de 45, una cifra histórica para la Metropolitan.
Durante la celebración, la casa de la ópera neoyorquina descubrió un retrato de Plácido Domingo que colgará en sus paredes desde ahora y que es obra del polifacético cineasta Julian Schnabel, quien pintó al tenor español en su estudio de Nueva York a principios de septiembre y en tan sólo tres horas.
Vuelta al pasado
"Lo mejor es levantarse mañana y ver que puedes seguir cantando. Lo voy a seguir haciendo mientras pueda en Nueva York , donde me siento como en casa y donde no he faltado ni un solo año", ha garantizado el tenor español, quien añade que por el momento no se le pasa por la cabeza bajarse del escenario por más homenajes que reciba. Aún así, ha vuelto a asegurar que ya ha hecho "todo lo que tenía que hacer" y que todo lo que venga a partir de ahora es ya "un extra".
Entre los proyectos que prepara para el futuro destaca el de retomar de nuevo en la Ópera Metropolitana el papel de Maurizio con el que debutó, algo que ocurrirá el próximo febrero y, según explicó, el de volver a colaborar con José Carreras, quien ha cantado durante unos minutos en honor a su compañero de 'Los tres tenores'.
"Seguramente que haremos algo. Ha pasado mucho tiempo y creo que es un buen momento para realizar algo juntos", ha expresado Domingo quien, como buena parte de los asistentes al evento, se ha acordado del 'tercer tenor', el ya fallecido Luciano Pavarotti. "Es una lástima que por poco tiempo no esté aquí. Él y yo debutamos en esta misma casa con pocos días de diferencia, como Jaime Aragall. Una pena que no estemos aquí todos".
Flores del amigo Carreras
Carreras ha señalado por su parte que siempre está "abierto a algún tipo de colaboración conjunta con Plácido en muchas aspectos" y recordó que el tenor madrileño colabora habitualmente en la fundación que el barcelonés tiene contra la leucemia.
"Su talento, determinación, el amor y la pasión por el trabajo, su versatilidad, presencia escénica y su voz, todo eso hacen de él un cantante único en la historia de la ópera", ha alabado Carreras, quien ha definido a Domingo también como "un amigo excepcional".
Para Carreras, lo más extraordinario de Plácido Domingo es "su dedicación y vocación, su vitalidad y las ganas continuas de innovar, algo de agradecer en un cantante de su edad y con tantos y tantos años de éxitos".
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