Cáritas alerta de que ha crecido un 20% el número de personas que se dirigen a sus oficinas en busca de ayuda para encontrar trabajo, pero las ofertas laborales se han reducido
J. P. PARRA/ La Verdad
J. P. PARRA/ La Verdad
Los datos macroeconómicos no dejan lugar a dudas. La crisis está castigando a un número cada vez mayor de familias murcianas. En julio había ya 68.632 desempleados en las listas del INEM en la Región. Es un 51,88% más que en el mismo mes del año pasado. Las perspectivas son malas. Comisiones Obreras advirtió esta semana de que los expedientes de despido crecerán este año, según sus previsiones, un 37,6%. En el caso de la construcción, el sector más castigado, el incremento superará el 70%. La destrucción de empleo está afectando a muchos trabajadores que deben hacer frente a pagos de hipotecas desorbitadas por culpa, entre otras cosas, del euríbor. El resultado es, alertan las ONG, un peligroso empobrecimiento de familias agobiadas por las deudas. En Cáritas han saltado todas las alarmas.
«Hay casos muy sangrantes, gente que viene diciendo que no puede con la hipoteca y que están a punto de embargarle el piso», explica Antonio Sánchez, secretario general de esta asociación católica. En lo que va de año, «se nos han presentado ya cinco familias pidiendo 40.000 euros, cantidad que, lógicamente, no podemos dar». La fiebre urbanística de los últimos años ha empujado a muchos a endeudarse hasta las cejas. El Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejaba en un estudio del año 2006, cuando la situación económica general todavía era boyante, que 312.000 murcianos estaban en el filo de la navaja, al tener unos ingresos que les generaban «muchas o bastantes» dificultades para llegar a final de mes. En muchos casos, la hipoteca suponía ya más de la mitad del sueldo. En aquel momento las cifras de desempleo eran bajas, pero en cuanto el paro ha empezado a crecer, muchos de estos murcianos han terminado cruzando el umbral de la pobreza. El INE, sin embargo, no ha actualizado ese informe.
«Hasta ahora atendíamos sobre todo a inmigrantes, pero ahora, aunque los extranjeros siguen siendo mayoría, vienen cada vez más españoles pidiendo ayuda», revela Antonio Sánchez. Cáritas Diocesana cuenta con una bolsa de trabajo en la que sobre todo se ofrecen puestos a mujeres de empleadas del hogar o cuidadoras de personas mayores o enfermas.
El número de solicitantes se ha incrementado, en lo que va de año, un 20% con respecto al mismo periodo del 2007. Las ofertas laborales, sin embargo, están empezando a caer, sobre todo en el caso de externas contratadas por horas. «Tenemos un problema serio», admite el secretario general de la ONG. En el 2007, se recibieron 983 solicitudes,pero sólo consiguieron trabajo 501 mujeres (el 51%). Los datos podrían empeorar este año.No sólo hay menos trabajo. También se paga peor. «Se reduce el salario o directamente las horas laborales», explica Josefina Torrecillas, responsable de la bolsa de empleo.
La inmensa mayoría de quienes acuden aquí son inmigrantes, pero desde enero las solicitudes de españolas han crecido aproximadamente un 6%. En muchos casos se trata de amas de casa «que llevaban mucho tiempo sin trabajar pero se plantean la vuelta al mercado laboral después de que el marido haya perdido el empleo», explica Antonio Martínez. Encuentran, por desgracia, muchas dificultades por razones de edad y formación.
También hombres
A Cáritas llegan también, cada vez más, hombres inmigrantes o españoles que han cruzado el umbral de la pobreza.
La ONG se plantea, por ello, crear otra bolsa de trabajo para poder atenderles.
«Es un proyecto complejo; habrá que ofrecer formación y adquisición de hábitos laborales, y habrá que cerrar convenios con empresas». Cáritas, y el resto de organizaciones que luchan contra la exclusión social y la pobreza en la Región, se preparan para hacer frente a tiempos duros después del fin de la bonanza económica.
«De cara a septiembre vamos a contratar a once trabajadores sociales, y vamos a reforzar también las Cáritas parroquiales», advierte Antonio Sánchez. No hay dudas de que las bolsas de pobreza se están ampliando. La única incógnita es saber hasta dónde llegará el problema.
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