27 de octubre de 2012

Windows 8 es un sistema operativo atractivo y para múltiples dispositivos

Es el cambio más radical de Windows desde Windows 95
A la venta hoy desde 14,99 € para ordenadores comprados recientemente 
También estrena su propia tienda de aplicaciones, Windows Store

NACHO PALOU (Especial para RTVE.es)
NACHO PALOU (Especial para RTVE.es) 
26.10.2012
Windows 8 es el sucesor del exitoso Windows 7, y está a la venta desde este viernes.
Se puede obtener adquiriendo el paquete de software (59,99€) para instalar en ordenadores recientes, como una actualización de versiones anteriores de Windows (29,99€), o ya instalado en ordenadores de fabricantes de PC con certificación Windows 8.
Para Microsoft Windows 8 es el inicio de una "nueva era" y, aunque su aceptación aún está por ver, Microsoft tiene motivos para (y no tiene más remedio que) considerarlo así.
El fracaso de Windows 8 no es aceptable porque dejaría a Microsoft en una posición más que incómoda, débil a largo plazo en el mercado de los ordenadores.
Windows 8 está desarrollado para funcionar más allá de los ordenadores de sobremesa;su alcance se extiende a tablets y dispositivos híbridos: ordenadores que pueden utilizarse como tablet y como portátil. Y ordenadores de cualquier tipo con pantalla táctil.
El de los híbridos es un concepto similar al de los Tablets PC que fracasó hace algunos años.
Pero ese fracaso fue precisamente muy en parte porque la versión de Windows de entonces, aún con adaptaciones específicas para esos dispositivos, no estaba planteada para funcionar en pantallas táctiles.
Tampoco los procesadores y otros componentes de entonces estaban tan optimizados para funcionar en este tipo de ordenadores, lo que resultaba en máquinas caras, grandes, aparatosas y con muy poca autonomía.
Todo lo contrario a lo que sucede con Windows 8 y con su variante Windows RT, que está destinado precisamente a funcionar en arquitecturas con tecnología(procesadores y otros componentes) específicas para dispositivos móviles.

Windows 8 y Windows RT

Aunque ambas versiones del sistema operativo, Windows 8 y Windows RT, están pensadas para su utilización en dispositivos con pantalla táctil y en combinación si se desea con los periféricos habituales, teclado y ratón, Windows 8 y Windows RT no son compatibles.
Es decir, no pueden ejecutar el mismo software. Windows 8 da soporte a las aplicaciones Windows de toda la vida, más las nuevas diseñadas para Windows 8. Windows RT es un entorno cerrado en el que sólo se pueden instalar aplicaciones procedentes de la Windows Store, la tienda de aplicaciones anunciada también ayer.
Dicho de otro modo, Windows RT se asemeja al entorno cerrado que es iOS de Apple, que sólo puede recibir aplicaciones previamente aprobadas por Apple a través de la App Store. Las de Windows RT también deberán pasar el filtrado previo de Microsoft.
Windows RT es más importante que Windows 8, al en el largo plazo. Windows RT extiende la experiencia Windows (la marca, la plataforma y parte del sustento de Microsoft) a dispositivos móviles como tablets.
Y es vital porque actualmente se venden muchos más tablets (actualmente, principalmente iPad y en menor cantidad tablets Android) que ordenadores PC, un mercado con crecimiento mínimo en los últimos años.
Sin embargo en España sólo estamos viendo la mitad de la película, ya que aquí de momento únicamente llega Windows 8 en su formato clásico, por no decir "antiguo".
Es decir, la versión de Windows para ordenadores portátiles y de sobremesa o, como mucho, híbridos de ambos, pero con arquitectura de PC clásico en cualquier caso.
Así que en España de momento no hay Windows RT y de momento nada de tablets Windows RT. No hay planes ni fechas sobre la llegada de los tablets Surface de Microsoft, que podrían llegar aún unos cuantos meses en llegar.
Y es viendo la imagen completa, la extensión de la experiencia Windows desde el PC a dispositivos móviles, cuando la interfaz de Windows 8 tiene sentido, o algo más de sentido. De otro modo no se entiende la interfaz de Windows 8 como sucesora de Windows 7. Al menos no de entrada.

El PC, "reimaginado"

Cada vez más los PC se perciben como meras herramientas de trabajo, como "el ordenador de la oficina".
Windows hasta ahora ha sido un entorno aburrido, al menos en comparación con el resto de plataformas que han ido llegando en los últimos años.
La mayoría de la gente conoce y utiliza Windows, pero sin entusiasmar a casi nadie. Al menos hasta ahora.
Windows 8 cambia o intentará cambiar esta percepción. Cambia de planteamiento ("reimagina la industria del PC") para intentar dar la vuelta a esta tortilla; sin embargo no puede renunciar ni olvidar su gran legado, una enorme base con millones de ordenadores y una ingente cantidad de software ya desarrollado.
Por ese motivo Windows 8 tiene dos caras: una con aspecto del Siglo XXI, la interfaz modernIU antes conocida como Metro, que es fácilmente reconocible por su característicos recuadros iniciados por el sistema operativo para móviles Windows Phone 7.
Y otro entorno, que habita dentro de Windows 8, y que continúa con la metáfora del escritorio de toda la vida, denominada Windows Desktop. Ambas están ligadas y el usuario, al menos inicialmente, está condenado a convivir con las dos.
Pasar de una a otra es la experiencia más parecida que se puede tener a viajar en el tiempo.
En la primera viven y se ejecutan las aplicaciones diseñadas específicamente para Windows 8; la segunda está destinada a las aplicaciones anteriores, las actuales, o aquellas que estén desarrolladas para Windows Desktop; es decir, que utilicen la misma interfaz de Windows que venía siendo habitual hasta la versión Windows 7 ahora reemplazada.

Un buen comienzo

Desde varios meses antes de su salida formal o como producto final ya era posible descargar y probar Windows 8 con una licencia temporal del producto aún en desarrollo. Y la experiencia esa buena. Es atractivo y funciona bien.
Pero requiere algo de tiempo hacerse a él, porque tiene cambios importantes respecto a lo conocido que de entrada pueden confundir al usuario.
Pero lo cierto es que con un poco de tiempo y de interés es un buen cambio, aunque se aprecia mejor en una pantalla táctil. Y desde luego es un cambio necesario y además inevitable.
Windows 8 es un buen comienzo, aún con sus defectos o detalles por mejorar. Y lo será aún más cuando renuncie a su pasado y se deshaga del lastre y la confusión que supone tener que cargar con el entorno antiguo.
Prescindir de Windows Desktop hoy puede parecer impensable, pero sucederá antes o después. Y Windows tampoco será el primer sistema operativo en pasar el trance que supone cortar la cuerda que le impide avanzar al futuro.
Los usuarios de Mac vivieron algo parecido en el cambio del Mac OS clásico al OS X actual y que dejó en la cuneta —tras un razonable periodo de convivencia entre ambos sistemas— a todo el software que no sé adaptó al nuevo sistema operativo.
Y Windows 8 también puede suponer una bocanada de aire para la plataforma Windows Phone, el "Windows para teléfonos móviles". Cuando más común y familiar se vuelva Windows 8 en ordenadores y tablets más atractivo debería resultar Windows Phone para más usuarios, que lo percibirán como una extensión natural desde su ordenador habitual y hacia su teléfono móvil.

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