2 de enero de 2010

PRIMERA MISA DEL AÑO: El Papa llama a todos a "deponer las armas"


(EUROPA PRESS/Gloria Moreno) -
El Papa Benedicto XVI, durante la misa que celebró este viernes por la mañana en la plaza San Pedro del Vaticano con ocasión de la festividad de Santa María Madre de Dios, hizo un llamamiento a todos los hombres para que depongan las armas y entre todos construyan "un mundo más digno".
Esta solemne celebración coincide cada año con el 1 de enero, día en que también tiene lugar la Jornada Mundial para la Paz. En su mensaje para este año, el Papa insiste en la necesidad de preservar el medio ambiente para evitar nuevas guerras y conflictos entre los pueblos a causa de las desigualdades en la repartición de los bienes de la tierra o los desequilibrios climáticos provocados por una excesiva contaminación.
El Papa también dedicó la homilía de la misa al tema de la paz y, en particular, pidió a todos los hombres que se conviertan a "proyectos de paz" y depongan las armas "de todo tipo".
En este sentido, evocó las "dolorosas imágenes de tantos niños y de sus madres que sufren guerras y violencias, prófugos, refugiados, migrantes forzosos, rostros marcados por el hambre y las enfermedades, rostros desfigurados por el dolor y la desesperación".
"Los rostros de los pequeños inocentes", prosiguió, "son un llamamiento silencioso a nuestra responsabilidad: frente a su condición inerme se derrumban todas las falsas justificaciones de la guerra y de la violencia".
En su discurso, el Papa tampoco olvidó el tema de la ecología que este año ha centrado su mensaje para la Jornada Mundial para la Paz. "Existe un nexo estrechísimo entre el respeto por el hombre y la salvaguarda del ambiente". De hecho, señaló que "si el hombre se degrada, se degrada el ambiente en el que vive; si la cultura tiende hacia un nihilismo, no teórico sino práctico, la naturaleza no podrá no pagar las consecuencias", advirtió.
En este sentido, reiteró la importancia de "invertir en la educación" para que "además de la necesaria transmisión de nociones técnico-científicas" se difunda una "más amplia y profundizada responsabilidad ecológica basada en el respeto por el hombre y de sus derechos y deberes fundamentales".
Asimismo, afrontó el tema de la inmigración y consideró que "la cada vez más común experiencia de clases escolares compuestas por niños de varias nacionalidades" es una "profecía de la humanidad que estamos llamados a formar: una familia de familias y de pueblos".
"A pesar de sus diferencias, lloran y ríen del mismo modo, tienen las mismas necesidades, se comunican espontáneamente, juegan juntos* los rostros de los niños son como un reflejo de la visión de Dios sobre el mundo. ¿Porqué entonces apagar sus sonrisas? ¿Porqué envenenar sus corazones?", se preguntó.
Como cada año, después de la Misa, el Pontífice salió unos minutos al balcón de su palacio para saludar a los miles de fieles que llenaban la plaza de San Pedro. Además de dirigir el rezo del Ángelus y felicitar el año en distintas lenguas, el Papa retomó volvió a lanzar un enérgico llamamiento a todas las personas que forman parte de grupos armados. "Paraos, reflexionad y abandonad la vía de la violencia", les pidió.

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