13 de marzo de 2011

Una candidatura de peso para un Gobierno fuerte

Valcárcel elabora la lista electoral del PP pensando en el próximo Ejecutivo y en agotar la legislatura 

13.03.11 - 00:49 - 
La confirmación de Juan Bernal, consejero de Economía y Hacienda entre 1995 y 2003, como integrante de la candidatura del PP para las próximas elecciones autonómicas es una buena pista sobre cuales son las intenciones de Ramón Luis Valcárcel, no sólo para el resto de la lista electoral, sino también para lo que será su futuro Gobierno, en el caso, más que probable según todas las encuestas, de que vuelva a ganar los comicios del 22 de mayo.
«La lista ya la tengo hecha», comentó en privado el presidente regional hace unos días a unos dirigentes populares, y, aunque aún faltan varias semanas para que las haga públicas, debe ser verdad puesto que se ha filtrado el primer nombre.
El regreso de Juan Bernal podría no ser el único. Alberto Garre es posible que también deje el Congreso de los Diputados para volver a la Asamblea Regional, donde ocuparía una de las vicepresidencias de la Cámara. La portavocía del grupo seguiría en manos de Juan Carlos Ruiz, pero la experiencia parlamentaria de Garre y sus nueve años de portavoz del PP en la Asamblea serían muy valiosas para los populares.
De Madrid a Cartagena
Y Garre podría no ser el único que cambia la Carrera de San Jerónimo madrileña por el paseo de Alfonso XIII cartagenero. Vicente Martínez-Pujalte apunta hacia la política regional. Su inclusión en el sanedrín que despacha cada semana con Valcárcel y que cocina las estrategias políticas del partido así lo indica y lo creen fuentes cualificadas del partido. El otrora zaplanista y portavoz de Economía del PP en el Congreso podría ir en las listas o entrar directamente en el Gobierno autónomo de la mano de su amigo Juan Bernal o bien saltar primero una cosa y luego otra.
Valcárcel ya lo hizo en 2007. Varios de los integrantes de la candidatura regional ocuparon su escaño al inicio de la legislatura, aunque el presidente ya pensaba en ellos para sentarse en el Consejo de Gobierno, como ocurrió con José Ballesta y Manuel Campos
En las altas instancias del partido existe el convencimiento (o quizás sea sólo el ferviente deseo) de que el Gobierno que estrene la octava legislatura será muy distinto del actual y con una clara característica: un marcado perfil político.
Martínez-Pujalte lo tiene, y también Juan Bernal, además de prestigio, experiencia y autoridad en materia económica. No tendría mucho sentido recuperar una figura así si su regreso a la política activa es sólo para llevar los asuntos económicos en la Cámara y no para poner orden en la débil y necesitada hacienda regional. Hay quien apunta que incluso podría ocupar la vicepresidencia a la que aspiró hace ocho años sin éxito.
Valcárcel ha reiterado que Bernal no se moverá de la Asamblea y ha anunciado que pedirá a la consejera de Economía y Hacienda, Inmaculada García, que siga en el Gobierno. Nada es incompatible. No hay ninguna norma que dicte que los consejeros no pueden ser diputados; es así porque el presidente lo ha querido hasta ahora. Y García puede continuar, pero con otra cartera.
Lo que tienen claro todos los dirigentes populares consultados es la necesidad de reforzar el Gobierno, y no sólo por las flaquezas y desbarajustes mostrados por el actual en la gestión del 'tijeretazo': una ley elaborada por la Consejería de Economía y Hacienda, de cuyo contenido se enteraron por la prensa algunos consejeros afectados; que genera la mayor oleada de manifestaciones de la corta historia de la Comunidad Autónoma; que hace que dos miembros del Ejecutivo pongan su cargo a disposición del presidente; que fuerza al Gobierno a aceptar su modificación y en cuya negociación no participa la consejera que la elaboró; rectificación que, a su vez, provoca un profundo malestar en los despachos de Hacienda al sentirse desautorizados.
Valcárcel necesita un Gobierno de mucho más peso porque los graves problemas económicos continuarán durante la primera mitad de la legislatura, y porque durante ese mismo tiempo él deberá compatibilizar la presidencia de la Región de Murcia con la del Comité de las Regiones, cargo que le obligará a cumplir con una agenda más densa en las instituciones europeas. En estas circunstancias, sería muy valioso un vicepresidente que coordine la gestión ejecutiva y mantenga firmes las riendas políticas en la dirección que marque San Esteban.
¿Qué pasa con la Glorieta?
Otro de los rasgos que define la candidatura a la Asamblea Regional que Valcárcel ya tiene en la cabeza es que el presidente agotará la legislatura, según la convicción de algunos de sus colaboradores. Eso quiere decir que, a diferencia de 2007, no habrá incorporaciones pensando en su eventual marcha antes de que concluya su mandato. Lo que, a su vez, conduce a otra deducción: el secretario general del partido, alcalde de Murcia y aspirante a la sucesión, Miguel Ángel Cámara, no irá en la lista. Y si Cámara no entra, lo lógico es que tampoco lo hagan quienes en algún momento han sido puestos por unos u otros en la línea sucesoria, como la alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro, y el alcalde de Puerto Lumbreras y vicesecretario general del partido, Pedro Antonio Sánchez (fijo en las quinielas de nuevos consejeros), con el fin de no generar recelos en la Glorieta de España ni desatar especulaciones sobre un relevo que el presidente de momento no se ha planteado y que ya en los últimos años inquietó la paz del partido.
Los próximos cuatro años serán especiales para la Región y para el PP murciano por varias razones, y quienes conocen a Valcárcel no lo ven renunciando a ellos por un puesto en la árida política nacional o en la lejana y gris Bruselas.
Es cierto que el arranque será duro. La recuperación será lenta, pero llegará, y si la economía murciana repite el mismo comportamiento que en anteriores ciclos (peor que la media en la recesión, pero mejor que el resto cuando sube la curva), la Región volverá a ponerse a la cabeza del crecimiento del PIB. El próximo año, cuando la economía ya empiece a remontar, los primeros aviones comenzarán a despegar del nuevo aeropuerto internacional de la Región de Murcia, y en 2014, si no hay más retrasos, llegará el AVE. El aeropuerto y el tren de alta velocidad son dos proyectos que marcarán el futuro y por los que Valcárcel lleva luchando desde hace más de una década a brazo partido. ¿Se los va a perder?
El presidente, además, no quiere dejar la presidencia, cuentan sus allegados, sin dejar resuelto definitivamente el problema del agua. Y para ello se propone buscar primero una solución interregional a la que ningún Gobierno central pueda decir que no: un gran pacto entre las comunidades autónomas afectadas que garantice la interconexión de cuencas y asegure para todas ellas, incluida Murcia, los caudales necesarios para su desarrollo.
Por si todo eso no fuera suficiente para mantenerlo atornillado al sillón de San Esteban durante los próximos años, la perspectiva de que Mariano Rajoy, con el que mantiene una estrecha relación, gane las elecciones generales el próximo año y ocupe la presidencia del Consejo de Ministros es algo que lo hace más atractivo. Tras ocho años de enfrentamientos y negaciones con Rodríguez Zapatero, la posibilidad de tener un amigo en la Moncloa es una motivación extra para Valcárcel.

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