9 de octubre de 2017

Claude Monet, el coleccionista de arte


ARCHENA NEWS
Como la mayoría de los artistas, Monet no solo dejó a su muerte una colección privada de sus propios cuadros. También fue coleccionando obras de otros artistas durante sus 86 años de vida. El Museo Marmottan-Monet de París reúne en una muestra esos cuadros y esculturas que una vez pertenecieron al pintor impresionistas y en la actualidad se encuentran dispersas por el mundo.



¿Por qué esa diáspora? El legado de Monet quedó en manos de su hijo Michel Monet. Gracias la popularidad de su padre durante el siglo XX, Michel no conoció dificultad económica. Al igual que Jean Renoir, fue deshaciéndose de su patrimonio artístico para sufragar sus aficiones: en su caso, caros safaris en África.
Para colmo, el único registro escrito de la colección que poseyó Claude Monet desapareció tras un bombardeo en la II Guerra Mundial. Así que a través de cartas, entrevistas y documentos, el Museo Marmottan ha podido certificar la pertenencia de muchas obras, algunas en museos y otras en manos privadas.Monet era, junto a Renoir, el más amistoso del grupo impresionista. Algo de carisma tendría, porque hasta bien entrado en la cuarentena solo pudo dedicarse al arte gracias a sus conocidos. En sus cartas abundan continuas peticiones de dinero, casi desesperadas. A veces, en lugar de préstamos eran regalos en forma de cuadros.
Así, entre las obras expuestas hay muchas de sus colegas de movimiento: Cézanne, Renoir, Manet, Pissarro, Caillebotte y Morisot. Más adelante, ya establecido en el establishment artístico, intercambiaba obras con otras glorias como el escultor Paul Rodin o Toulouse-Lautrec.
Uno de los grandes descubrimientos es una escultura de Rodin, Bacantes, entrelazadas, que formaba parte de una colección privada y nunca había sido expuesta. En su base hay una inscripción tallada: “Para el gran maestro C. Monet, su amigo Rodin”.
En vida, Monet era conocido por su afición a la pintura japonesa, tan en boga en el París del fin de siècle, y la colección muestra algún grabado de Utagawa Kunisada.
En total, la exposición suma casi 100 obras provenientes de New York, Washington, Houston, San Francisco, São Paulo, Tokyo o Stuttgart, así como los vecinos Museo d’Orsay y Museo Rodin de París, y permanecerá abierta hasta 14 de enero de 2018.


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