29 de abril de 2012

Los recortes asfixian el movimiento sindical


No son muy dados a exhibir sus heridas ni tampoco a hablar de sus cuentas, a pesar de sufrir con dureza las profunda crisis financiera de las administraciones públicas. Las organizaciones sindicales celebran el martes la Fiesta del Trabajo sumidas en uno de sus peores momentos a causa de la caída de los ingresos por el recorte de las subvenciones públicas y la drástica reducción de los liberados.
Los principales sindicatos de la Región de Murcia, CC OO y UGT, se han visto obligados a despedir a unos 34 empleados y a reducir algunos de sus servicios, sobre todo los dirigidos a inmigrantes, pero también a la mujer y la juventud, porque la Comunidad ha limitado o eliminado los convenios que mantenía con las organizaciones.
Sin embargo, las acciones reivindicativas y de protesta se han multiplicado -hoy hay convocada una nueva manifestación en Murcia en contra de los recortes en sanidad y educación que saldrá a las 11.30 horas de la plaza de la Fuensanta-, y lo que los sindicalistas ven como «un castigo» del Gobierno regional, irónicamente, ha reforzado las bases del movimiento sindical al incrementar la implicación de la militancia.
Óscar Urralburu, de Sterm-Intersindical, señala que «se ha recuperado el sentimiento de solidaridad del sindicalismo», y hay quien incluso saca una lectura positiva. «Nos puede venir bien todo esto, porque, en algunos aspectos, nos habíamos convertido en una ramificación más de la administración», indicaba hace unos días a 'La Verdad' un joven dirigente sindical.
Hay recelo a hablar del perjuicio económico que les está causando la crisis, pero el secretario regional de CC OO, Daniel Bueno, reconoce que los ingresos de su sindicato han caído más de un 30%, sobre todo por la eliminación de las partidas procedentes de las administraciones públicas, que, según Bueno, han disminuido «mucho más de lo que se les ha recortado a otras organizaciones, como por ejemplo los partidos políticos».
Los sindicatos también tienen facturas pendientes de la Comunidad. Varios programas que estaban presupuestados, como el de inmigración y algunos de formación, la Administración regional no llegó a pagarlos, aunque los sindicatos sí los ejecutaron.
La crisis, en cambio, no está afectando a la afiliación, ya que, en general, casi todos mantienen el número de afiliados, pero sí que está repercutiendo en los ingresos, puesto que muchos han perdido su empleo y ahora pagan una cuota inferior a los sindicatos.
Como consecuencia de todo ello, los dos principales sindicatos se han visto obligados a llegar a acuerdos con una parte de sus empleados para recortar las plantillas: en CC OO han sido 23 y otros 14 en UGT. Y las perspectivas son aún peores. «Es probable que tengamos que seguir reduciendo servicios ante la ola de ataques económicos que estamos recibiendo», declara el secretario regional de UGT, Antonio Jiménez. José Antonio Blaya, del sindicato de enfermería Satse, opina que «lo que viene de Madrid y el Gobierno central es todavía peor, habrá medidas muy duras».
Pero si la reducción de financiación pública ha descabalgado sus cuentas, la eliminación de liberados ha quebrado sus estructuras orgánicas y les ha obligado a modificar sus formas de actuación.
Según los datos aportados por los siete sindicatos con más representación en la Administración pública, han sido 160 los liberados perdidos. Ciento sesenta personas que estaban dedicadas exclusivamente a trabajar por y para el sindicato, y que ahora han tenido que volver a sus puestos de trabajo. Con ello, los sindicatos han reducido su capacidad de representación en las mesas de negociación, de presencia en los centros de trabajo y de asesoramiento a los trabajadores.
Los sindicatos con más peso en la enseñanza y la sanidad han sido los más perjudicados. ANPE, por ejemplo, ha pasado de tener 24 liberados a 7. «Con esta cifra, cubrir los 550 centros de enseñanza que hay diseminados por toda la Región es muy complicado», reconoce Clemente Hernández, presidente de esta organización.
Francisco Miralles, del sindicato médico CESM, precisa que «antes teníamos liberados parciales en cada hospital y centro de salud, y ahora no llegamos ni a la mitad».
Ventura Martínez, presidente de CSIF, se muestra comprensivo con la situación, «hay una crisis general y es lógico que nos veamos afectados», apunta, por lo que aboga por introducir cambios profundos en las organizaciones. «Debemos tender a vivir con nuestros propios recursos y con unas estructuras más ligeras», señala, porque la impresión general es que lo que ya se ha perdido será muy difícil de recuperar..

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