No cabe duda alguna: él es el personaje del día, y más en España. Samuel Sánchez, asturiano de 30 años, ha conseguido vencer en la prueba ciclista de fondo en carretera y subir a lo más alto del podio junto a la Gran Muralla china, mezclando dos hitos de la humanidad: la construcción milenaria, de más de 6.000 kilómetros de largo, y los Juegos Olímpicos, que detenían las guerras de la antigua Grecia para abrir un paréntesis de concordia.
Aunque todo el mundo reconoce su constancia y su peligrosidad, pocos hablaban de él en las apuestas, y previamente se le tenía encomendada una función más bien de desgaste de cara a que Valverde o Freire rematasen la faena para la selección española. Más en una carrera loca como siempre es la Olímpica, donde la escasez de corredores de cada equipo -sólo son cinco por país- impide grandes controles.
Ovetense pero ciclísticamente criado en la cantera vasca, profesional desde 2000 y siempre con el equipo Euskaltel-Euskadi, el 'todoterreno' Sánchez contaba con grandes resultados (varias etapas y un podio en la Vuelta a España, una clásica de prestigio como el Gran Premio de Zurich, el séptimo puesto en el Tour de este año) y una capacidad inaudita para bajar cuestas jugándose el tipo y sacando de rueda al resto del pelotón. Pero ha sido subiendo, porque los 245 kilómetros de durísima prueba de hoy terminaban en cuesta, como ha logrado la victoria de su vida.
A Samuel siempre se le ha achacado cierta locura, gusto por figurar y poca visión táctica en sus actuaciones en carrera, derrochando fuerzas y espectáculo que luego le pueden faltar para conseguir más victorias. Pero ese impulso del corazón ha sido fantásticamente encauzado hoy por él, filtrándose en las fuga buenas del final y batiendo a todos en el selecto sprint hacia arriba.
Su carácter le ha servido para conseguir un éxito sin precedentes, tanto personales como en la historia del ciclismo español. Se ha proclamado campeón olímpico, y lo seguirá siendo al menos durante cuatro años más, porque no hay muchas oportunidades de conseguirlo. Es lo que tienen los Juegos, el acontecimiento deportivo cumbre.
"Teníamos fe en el ciclismo"
"En la expedición española tenemos muchos deportes con esperanza de lograr medalla", ha declarado al final. "Hemos empezado bien. Teníamos fe en el ciclismo y hemos logrado la primera medalla", explica el asturiano. Para Sánchez este triunfo debe servir de ejemplo a los jóvenes que, como él, quieren llegar lejos en el ciclismo. "En la vida sin sacrificio no se obtiene nada. Ese es el ejemplo que pongo, sacrificarlo todo por algo en lo que crees y al final sale", afirma.
"Todavía no soy consciente de esto. Hasta que no llegue a la villa olímpica, me duche, esté tranquilo, hable con los amigos de toda la vida, con mi mujer y con la gente que me quiere, no me doy cuenta de lo que ha pasado aquí. Cuando crucé la línea de meta no sabía que hacer, pegar saltos...", confesó.
"Ser campeón olímpico es quizá la carrera más rentable para un ciclista, porque la ganas un día y la disfrutas cuatro años", agrega el asturiano, consciente de que su triunfo "queda en los anales de la historia. Acabé séptimo el Tour y en la Clásica de San Sebastián me encontraba como quería, sabía que llegaba bien a Pekín. En el sprint final venía a tope, empecé a bajar piñones sin atascarme, cerré los ojos y me dije hasta el final sin parar".
"El recorrido ha sido espectacular. Pasar por todo Pekín, por la ciudad prohibida, la plaza de Tiananmen... Las vueltas en la Gran Muralla china. Han sido unos Juegos dignos de historia, de ensueño, nos ha mostrado un país de una belleza increíble. Esta muralla es una maravilla del mundo, el primer día que entrenamos quedamos asustados", recuerda.
El ciclista ha tenido palabras de agradecimiento para sus compañeros y para el seleccionador, Francisco Antequera: "Hemos funcionado como un equipo, con un capitán como Sastre que nos ha trasmitido tranquilidad y con Antequera, que es un fenómeno. Nos ha llevado bien, ha sabido unir al grupo y al final el resultado ha sido lo máximo, que es el oro olímpico. No te lo crees hasta que te pones la medalla", indicó.
Aunque todo el mundo reconoce su constancia y su peligrosidad, pocos hablaban de él en las apuestas, y previamente se le tenía encomendada una función más bien de desgaste de cara a que Valverde o Freire rematasen la faena para la selección española. Más en una carrera loca como siempre es la Olímpica, donde la escasez de corredores de cada equipo -sólo son cinco por país- impide grandes controles.
Ovetense pero ciclísticamente criado en la cantera vasca, profesional desde 2000 y siempre con el equipo Euskaltel-Euskadi, el 'todoterreno' Sánchez contaba con grandes resultados (varias etapas y un podio en la Vuelta a España, una clásica de prestigio como el Gran Premio de Zurich, el séptimo puesto en el Tour de este año) y una capacidad inaudita para bajar cuestas jugándose el tipo y sacando de rueda al resto del pelotón. Pero ha sido subiendo, porque los 245 kilómetros de durísima prueba de hoy terminaban en cuesta, como ha logrado la victoria de su vida.
A Samuel siempre se le ha achacado cierta locura, gusto por figurar y poca visión táctica en sus actuaciones en carrera, derrochando fuerzas y espectáculo que luego le pueden faltar para conseguir más victorias. Pero ese impulso del corazón ha sido fantásticamente encauzado hoy por él, filtrándose en las fuga buenas del final y batiendo a todos en el selecto sprint hacia arriba.
Su carácter le ha servido para conseguir un éxito sin precedentes, tanto personales como en la historia del ciclismo español. Se ha proclamado campeón olímpico, y lo seguirá siendo al menos durante cuatro años más, porque no hay muchas oportunidades de conseguirlo. Es lo que tienen los Juegos, el acontecimiento deportivo cumbre.
"Teníamos fe en el ciclismo"
"En la expedición española tenemos muchos deportes con esperanza de lograr medalla", ha declarado al final. "Hemos empezado bien. Teníamos fe en el ciclismo y hemos logrado la primera medalla", explica el asturiano. Para Sánchez este triunfo debe servir de ejemplo a los jóvenes que, como él, quieren llegar lejos en el ciclismo. "En la vida sin sacrificio no se obtiene nada. Ese es el ejemplo que pongo, sacrificarlo todo por algo en lo que crees y al final sale", afirma.
"Todavía no soy consciente de esto. Hasta que no llegue a la villa olímpica, me duche, esté tranquilo, hable con los amigos de toda la vida, con mi mujer y con la gente que me quiere, no me doy cuenta de lo que ha pasado aquí. Cuando crucé la línea de meta no sabía que hacer, pegar saltos...", confesó.
"Ser campeón olímpico es quizá la carrera más rentable para un ciclista, porque la ganas un día y la disfrutas cuatro años", agrega el asturiano, consciente de que su triunfo "queda en los anales de la historia. Acabé séptimo el Tour y en la Clásica de San Sebastián me encontraba como quería, sabía que llegaba bien a Pekín. En el sprint final venía a tope, empecé a bajar piñones sin atascarme, cerré los ojos y me dije hasta el final sin parar".
"El recorrido ha sido espectacular. Pasar por todo Pekín, por la ciudad prohibida, la plaza de Tiananmen... Las vueltas en la Gran Muralla china. Han sido unos Juegos dignos de historia, de ensueño, nos ha mostrado un país de una belleza increíble. Esta muralla es una maravilla del mundo, el primer día que entrenamos quedamos asustados", recuerda.
El ciclista ha tenido palabras de agradecimiento para sus compañeros y para el seleccionador, Francisco Antequera: "Hemos funcionado como un equipo, con un capitán como Sastre que nos ha trasmitido tranquilidad y con Antequera, que es un fenómeno. Nos ha llevado bien, ha sabido unir al grupo y al final el resultado ha sido lo máximo, que es el oro olímpico. No te lo crees hasta que te pones la medalla", indicó.
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