EFE
Un hombre ha sido detenido en Nueva York acusado de contratar a un asesino a sueldo para que matara a su esposa y le cortara la mano con una espada samurai para recuperar la alianza de boda, un anillo de diamantes de 27.000 dólares (18.000 euros).
La Policía neoyorquina ha informado de que Rockefeller Auguste, de 35 años, sospechaba que su mujer, de 26, le engañaba y comenzó a maltratarla hasta que, hace unos meses, ella abandonó el piso que compartían en Brooklyn después de haberle denunciado.
La Policía neoyorquina ha informado de que Rockefeller Auguste, de 35 años, sospechaba que su mujer, de 26, le engañaba y comenzó a maltratarla hasta que, hace unos meses, ella abandonó el piso que compartían en Brooklyn después de haberle denunciado.
"Se sintió ofendido, y quería que el asesino que había contratado siguiera sus instrucciones exactas. Incluso le dio una espada samurai para estar seguro", declaró el responsable de la Oficina de Control del Crimen de Nueva York, James Coan, al periódico 'Daily News'.
De ese modo, Auguste, iracundo por haberse gastado tanto dinero en la boda y el anillo, habría dado 5.000 dólares (3.300 euros) al asesino para que éste cortara la mano izquierda de su esposa y se la llevara personalmente.
Así podría tener constancia de que realmente había desaparecido, y, al mismo tiempo, recuperar el costoso anillo que le había regalado, según las autoridades locales.
Sin embargo, el asesino contratado era en realidad un policía secreto que, en el mismo momento de sellar el acuerdo con Auguste, procedió a su detención.
De momento, este diseñador gráfico, que trabajaba para un despacho de arquitectos en Manhattan, permanecerá en dependencias policiales, a la espera de comparecer ante el juez.
Sobre él pesan los cargos de conspiración para cometer un asesinato y posesión de un arma criminal.
De ese modo, Auguste, iracundo por haberse gastado tanto dinero en la boda y el anillo, habría dado 5.000 dólares (3.300 euros) al asesino para que éste cortara la mano izquierda de su esposa y se la llevara personalmente.
Así podría tener constancia de que realmente había desaparecido, y, al mismo tiempo, recuperar el costoso anillo que le había regalado, según las autoridades locales.
Sin embargo, el asesino contratado era en realidad un policía secreto que, en el mismo momento de sellar el acuerdo con Auguste, procedió a su detención.
De momento, este diseñador gráfico, que trabajaba para un despacho de arquitectos en Manhattan, permanecerá en dependencias policiales, a la espera de comparecer ante el juez.
Sobre él pesan los cargos de conspiración para cometer un asesinato y posesión de un arma criminal.
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