23 de junio de 2013

Cansera de estafas

José Luis Ortín/ Vozpópuli
Rememorando el entrañable poema del inmenso poeta murciano de Archena, Vicente Medina, muchos ciudadanos españoles sufrimos el estado anímico con el que encabezamos este comentario. Es tan maloliente el plato de mal gusto que nos ofrecen quienes nos ‘malgobiernan’ y se ‘peoroponen’ como forma de hacer política en esta España de nuestros pesares, que nos sume en tal cansera que nos aburre la vida.
La penúltima estafa

Por un lado, el Gobierno de quien puede presumir de cualquier cosa menos de resoluto, el diletante Rajoy, hace algún tiempo que ha encontrado en la estafa del “gracias a nosotros no nos intervinieron el año pasado” el incierto banderín de enganche de muchos bien pensados para aparentar ser los salvadores del desastre que nos dejó en ruina el tsunami Zapatero. Y el partido que lo sostiene y que obtuvo una desahogada mayoría absoluta ha encontrado en ese eje comunicativo la justificación a todas las renuncias hechas respecto al programa electoral con que se presentaron a las últimas elecciones generales. Pero no han hecho cuentas de lo que hubiera pasado de aplicar su programa.
La antigua
Es tal la enormidad de la estafa perpetrada a quienes confiadamente les votaron: ‘peperos’ de carnet, de afición, de cartera, arrimados o simplemente buenas gentes que suelen votar opciones de centro, derecha o centroderecha; y otras no menos buenas que les votaron inopinadamente por considerar que Mariano Rajoy era, como decía y se le suponía, un político previsible, serio y con la experiencia suficiente para aplicar programas eficaces y eficientes; que hasta su padrino Aznar ha tenido que salir al ruedo a dibujarle cinco pases con los que domeñar a la fiera que le salió por el portón de los sustos hace año y medio. Y es que, nadie puede creer honestamente que el pontevedrés y sus acólitos no supieran lo que se les venía encima cuando llevaban un año esperando razonablemente coger el relevo; mandaban en casi todas las autonomías y principales ayuntamientos y decían que ellos tenían la solución para España.
Y no creo que sea cierta la voluntad que le suponen interesadamente algunos de volver al ruedo. Él sabe que su tiempo ya pasó y que, salvo en situación catastrófica, su vuelta sería más decepcionante que exitosa.
La actual
Y ahora cantan la nueva estafa por ‘engañeras’. Aseguran sin rubor que lo peor de la crisis ya ha pasado y que empieza un buen futuro señalando los normalillos datos de empleo recientemente conocidos.
Miren ustedes, ya está bien de engañifas, hasta que no tomen medidas de verdad para crear empleo a mansalva favoreciendo la contratación con imaginación y medidas valientes, que las hay, sólo nos espera más ruina. Demasiado saben que los últimos datos de empleo son tan aparentes como las contrataciones al hilo de los meses de verano de cara a las vacaciones y al turismo. Pan para hoy y hambre para mañana.    
Mediocres unidos
Lo demás: los ninguneos a Aznar por parte de personajes de medio pelo ahora en el Gobierno o en el partido, mirar para otro lado por falsa prudencia que en el fondo es miedo de quienes sí debieran darse por aludidos, o prestarle un poquito más de atención en sus apariciones públicas pero sólo por aparentar -Club Siglo XXI hace unos días- es sólo la muestra de la dudosa inteligencia emocional, y de las otras, y la nula capacidad de autocrítica de quienes deberían poner el oído en la calle para pulsar lo que sus gobernados piensan. Muy al contrario, perseveran en la manida mala costumbre de los mediocres de siempre: hacerla, mantenerla y no enmendarla. En las próximas elecciones, sean para lo que sean y que son el único termómetro al que harán caso, obtendrán la desastrosa cosecha que se están ganando a pulso.
La ruina de enfrente
Y de malo a ‘malopeor’. Con el liderazgo más débil en la historia reciente, los socialistas andan desarbolados y desparramando la vista hacia cualquier sitio donde les hagan ojitos. Además de carecer de un discurso uniforme y nacional como partido que aspira a gobernar, andan en peleas internas en régimen de alquiler porque a pesar del derrumbe del PP en intención de voto, según todos los estudios sociológicos, no tienen visos de escriturar nada a corto plazo por falta de recursos y de crédito ante el electorado. Rubalcaba lleva camino de dar la puntilla al partido que dejó Zapatero para el arrastre.
Los liquidadores
Uno y otro, Rajoy y Zapatero, van a conseguir un hito histórico por el que vienen luchando los partidos minoritarios desde que fue consolidándose la Transición: la voladura del bipartidismo. Y, además, pueden pasar a la historia como los grandes culpables de dividir a sus partidos en diferentes opciones de sensibilidades parecidas.
Tanto en el PP como en el PSOE hay actualmente serios riesgos, o posibilidades higiénicas, según se mire; de que surjan personas inconformistas con sus nomenclaturas que le echen valor al asunto y den la batalla dentro, y que ante la imposibilidad de regeneración por los grandes vicios que los corroen se decidan a plantear opciones políticas alternativas. Pero esto sólo ocurrirá, lamentablemente, tras sus respectivos batacazos electorales; porque antes hay que colocarse bien con los jefes para salir en las listas. Es la consecuencia de la ‘partitocracia’ que nos rige; otra estafa vergonzante.
Gracias a los de siempre
De todos modos saldremos, pero gracias a las iniciativas de miles y miles de ciudadanos que no se resignan aunque los machaquen un día sí y otro también con impuestos, tasas y sacaperras de toda calaña porque no hay lo que debería haber: bemoles, dicho en fino, para empezar a arreglar esto podando seriamente el enorme sector público y poniendo las condiciones imaginativas y valientes necesarias para crear empleo privado a todo tren; que, repito, las hay.
Mientras tanto, la pena de demasiados ante tanta estafa es como aquella de Medina: Éjame’ que duerma, ¡a ver si es ‘pa’ siempre!, ¡si no ‘m’espertara’!, tengo una cansera….

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